miércoles, 27 de octubre de 2010

EL FOLKLORE DE LA REGION DE MURCIA I



La Región de Murcia goza de una gran riqueza folklórica, debida fundamentalmente al talento autóctono y al cruce cultural propiciado por su particular situación geográfica.

Todos sus municipios, junto con su huerta y campo, ha aportado canciones y bailes que se remontan en el tiempo y de gran valor, que nos imprimen una personalidad propia dentro del compendio de bailes y canciones de la Región. Por otro lado, el murciano ha sabido transmitir su propia personalidad a los cantos y bailes de otras tierras como las malagueñas y las jotas.

Entre los bailes típicos murcianos ocupan un lugar destacado:



La Parranda
. De ella se ha dicho que "bastaría nombrar la parranda, para atribuir a Murcia un destacado puesto entre el amplio repertorio de los bailes españoles". También se la ha definido como "esencia del baile murciano". Se trata de un baile muy antiguo y popular, siendo también el más característico de la huerta. Tiene su origen en la seguidilla castellana, de la que también derivan las sevillanas. "Parranda" viene de una palabra árabe que significa jolgorio. En la huerta, los mozos las utilizaban en las noches de "parrandeo" para rondar a las mozas y celebrar cualquier acontecimiento.

La Malagueña (o Murciana). Se trata del baile más señorial acompañando un canto de gran dificultad. Tiene su origen en el siglo XVIII. Cuando llegó a la huerta procedente de los campos de Lorca se hizo muy popular, dejando a las Parrandas un poco en el olvido. Hay una gran variedad de malagueñas, muy diferentes según su procedencia, pasos y tonadillas.

La Jota. Si bien típicamente aragonesa, al extenderse por toda la geografía adquiere características propias. Su estilo alegre y lleno de vida también está presente aquí.

También son interesantes las Boleras -semejantes a la Jota Murciana- y el Bolero - danza noble y majestuosa que es una de las más antiguas que se conocen.

Las Canciones:

Los Mayos. Existían en la huerta a finales del siglo XIX. Los cantaban los mozos solteros en honor a sus novias. Los actuales, de origen manchego, fueron cantados por primera vez por los Auroros del Rincón en 1957 y, con el auge de las peñas huertanas, han pasado a algunas de ellas que los cantan ante los monumentos a la Virgen y las Cruces de Mayo la noche del 30 de abril.

El Aguilando: Coplas que se cantan en Navidad, normalmente improvisadas y haciendo alusión a personas y lugares. El coro canta la última frase del guía y un estribillo alusivo a la Virgen patrona de la hermandad o del pueblo, o bien en referencia al Nacimiento del Niño.

Otros cantos son los llamados de trilla, o los que acompañaban a la recogida de la hoja de la morera, los que, según algunos especialistas, pueden ser considerados los más valiosos del cante huertano.

El acompañamiento musical suele ser preferentemente de cuerda (guitarra, laúd, bandurria, mandolina, violín, siendo el guitarro lo que Murcia aporta como característica -más pequeño que la guitarra y con cinco cuerdas de las cuales tres son dobles) y de percusión (pandereta, castañuelas... para ellas; crótalos, para ellos).

El mantenimiento de la tradición de cantes y bailes murcianos se produce gracias a la labor de los grupos y asociaciones y peñas huertanas. A finales del año 2000 se fundó la Federación Regional de Folklore, que agrupa a quienes se preocupan de rescatar, conservar y promocionar el folklore, este valioso tesoro que es expresión de la cultura y tradición murcianas



EL FOLKLORE DE LA REGION DE MURCIA II. BAILES POPULARES

INTRODUCCION

Los Bailes Populares se remontan varios siglos atrás en la historia del sureste español, aunque la mayoría de las referencias disponibles, tanto escritas como orales, se refieren a los últimos 250 años.
Hablar de baile popular es hablar de un lenguaje propio, gestual, tremendamente expresivo, en el que una pareja juega, coquetea, se desafía en movimiento, e incluso en ocasiones hace que salte el deseo entre ellos.
Pero los bailes populares también representaban el medio para escapar de la rigidez del domicilio en épocas pasadas, una apertura al mundo que se necesitaba descubrir, una necesidad de dejar de lado el estricto decoro mediante la expresión corporal del baile.
Si se trataba de un baile suelto la pareja no solía tocarse, si acaso un leve roce en el hombro por parte del hombre; si era un "baile agarrao" la cosa cambiaba.
A ritmo de música tradicional de una cuadrilla, entre jotas, malagueñas, valses y pasodobles, las fiestas o veladas en las que se realizan los bailes populares han perdurado en el tiempo, y han llegado con el esfuerzo de gentes interesadas en mantenerlos hasta la actualidad.

DEFINICION E HISTORIA

Una experiencia de siglos actualizada en el XIX
Los bailes populares que se disfrutan en la actualidad son el resultado de numerosas transformaciones sufridas por los bailes que se han celebrado a lo largo de los siglos.
Los bailes tradicionales de la Región de Murcia tienen su origen en el siglo XIX, ya que en esta fecha se consolidaron y quedaron establecidas las pautas actuales.
Los bailes, normalmente, se realizaban los domingos en cualquier casa o edificio con salón, patio o porche de capacidad suficiente para albergar a un buen número de danzantes. También se podía disfrutar de esta celebración algunos días de fiesta.
La música era tocada por una cuadrilla en las fiestas o bailes organizados. Cuando se trataba de bailes sueltos, sin organizar, tocaban algunos músicos aficionados próximos a los organizadores.
Era el momento de relacionarse, de hablar con amigos y vecinos, de realizar lo que se llamó el juego social.

Citas textuales de finales del siglo XIX y principios del XX
'...ya hay movimiento: ya hay vida: saca uno se dirige á su cada una y le hecha la montera, es decir, que se la quita enfrente de la elegida, con lo que la suplica que salga á bailar, y casi siempre y al momento es obedecida la invitación: cuatro ó seis ó más huertanos, enfrente de cuatro, seis o más huertanas, bailan mezclándose y variándose y moviéndose con la agilidad más extraordinaria; con una gracia especial...'
Alarcón y Fernández, Luis 1845. 'El huertano de Murcia' en el Semanario Pintoresco Español. Madrid.
'Yo asistí ayer al baile popular preparado como festejo en el Jardín de Floridablanca, pero no me extrañaría que no resultara, porque los bailes preparados así, les falta lo primero, lo esencial, lo que es la vida: ser diversión, gusto y galanteo de los que bailan.'José Martínez Tornel. 1903
'Las tandas de malagueñas se sucedían vertiginosamente; unas parejas eran relevadas por otras; hasta que no quedó muchacha en el corro que no hiciese alarde de sus habilidades de bailaora, con mil variaciones o mudanzas'.
Orts, L. La vida huertana. 'Artículos de costumbres de la Vega Murciana'. Tip. N. Ortega 1908. Pág 28.
'...Sale a danzar una garrida moza, y , al abrir los brazos y mover las castañuelas, lanza el cantador su piropo, que ella agradece por medio de una sonrisa picaresca. Brota la improvisación sin artificio, con espontaneidad suma...'. '...Entonces, cuando su mirada se cruza con la del bailador, por encima del hombro, y tiembla su busto y se enarcan sus brazos...'
SEVILLA Pérez, A. (1921). Cancionero Popular Murciano. Imp. Sucesores de Nogués. Murcia, p.XV.
En aquellos años el baile estaba muy extendido por todas las ciudades, pero en estos momentos las personas que quieran disfrutar del baile popular deben acercarse a pedanías y certámenes concretos.

Subrayado añadido por la Revista Costumbrista y Cultural 'Cuadrillas y Aguilandos en Torreagüera, XV Edición.


TIPOS DE BAILES


El Baile Suelto

Definición y aprendizaje
Se trata de bailes que no requieren coger a la pareja, es más, ni siquiera se tocan. Solamente en algunas ocasiones el hombre pone una mano sobre el hombro de la mujer al finalizar el baile, en motivo de agradecimiento, o para reservar el próximo baile.
En el baile suelto cada persona tiene una formación diferente. El aprendizaje se basa en la observación y posterior práctica. Debido a esta circunstancia existen innumerables formas de baile, con muchísimos detalles distintos, pero todas bajo un patrón básico o una misma estructura. Estas variantes, que llegan incluso a la música y al canto, hacen que el espectáculo resulte muy variado.
Existe una gran interacción entre todos los participantes, y se suele dar el intercambio de papeles o roles adquiridos, ya que es una fiesta totalmente participativa.

¿Quién manda en el baile suelto?
En el baile suelto manda la mujer. Es ella la que inicia los pasos, y la que normalmente varía a su gusto el orden de los mismos. Con esto intenta averiguar la maestría de su pareja. Incluso en algunas ocasiones realizan ¿engaños¿ para que su pareja las pueda seguir o quede en evidencia ante su poca destreza de movimientos.

Baile Agarrao

En el baile agarrao la pareja entra en contacto.
Son los menos extendidos en la actualidad, y se introdujeron a mediados del XIX en ambientes cortesanos. Procedían de los bailes de moda centroeuropeos como valses, mazurcas, polkas o pasodobles.

En la Región de Murcia tuvieron su auge a principios del siglo XX.
Al contrario que en el baile suelto, en el agarrao es el hombre quien manda.
Pero al igual que en el suelto, el baile tiene características propias en cada bailador. Así, las celebraciones en las que predomina el baile agarrao estarán vivas de movimiento, cortesía, buenas maneras y diferente expresión corporal.

La música
Para que exista un baile debe existir una música en la que basarse. En este caso no se trata de una canción, sino que el cantante tiene libertad interpretativa, no canta siempre las mismas coplas ni en el mismo orden.
Nunca hay un número determinado de coplas para cantar ni de mudanzas a bailar. Las parejas entran o salen del baile a su antojo, sin mediar ningún tipo de formación a la hora de colocarse.



EL FOLKLORE DE LA REGION DE MURCIA III. INDUMENTARIA TRADICIONAL: HISTORIA


La Indumentaria Tradicional de la Región de Murcia tiene sus raíces en los trabajadores y los aristócratas de las civilizaciones que han pasado por la zona a lo largo del tiempo.

    De esta manera, parece que el traje de faena tiene influencias moriscas, y el vestuario de gala se origina en la corte española del siglo XVI.

    Son típicas de la Región prendas como los refajos en las mujeres, y los zaragüelles en los hombres.

    Pero si realmente algo identifica a la indumentaria tradicional de Murcia es la gran cantidad de ornamentos en sus trajes, y sobre todo, la calidad y variedad en sus bordados.

    La indumentaria tradicional de Murcia se remonta siglos atrás, pero vuelve a la actualidad en la Región cada año en las distintas festividades que se celebran en pueblos y ciudades.

    La indumentaria tradicional de un pueblo, junto con sus danzas y sones, brindan la forma más veraz y auténtica de conocer la idiosincrasia del mismo.

    Mediante la indumentaria se puede deducir el clima de la zona, el carácter de sus gentes y la manera de sentir y expresar sus sentimientos.

    Ya en el siglo XVII comenzó a consolidarse el traje popular o regional. Pretendían que surgiera la identidad de un pueblo frente a la entrada de modas extranjeras (por ejemplo la Francia de Luis XIV, el Rey Sol). Se pretendía, de esta manera, afianzar y consolidar las tradiciones y costumbres autóctonas.

    A la vez, la indumentaria tradicional ha servido para diferenciar claramente los niveles sociales de las diferentes épocas de la historia.

    Con la industrialización de la Revolución Industrial, comienza el declive de las indumentarias tradicionales. Se empezaban a perder costumbres e identidad a medida que avanzaba el trabajo en serie.
    También fue importante el avance en los medios de comunicación, ya que las noticias y las distintas influencias llegaban más aprisa y en condiciones más asequibles con la potenciación de los transportes y la universalidad de las modas.


EL FOLKLORE DE LA REGION DE MURCIA IV. INDUMENTARIA TRADICIONAL: TIPOLOGIAS

Murcia ha sido desde siempre una zona de paso y frontera. Debido a este motivo su indumentaria tradicional ha asumido y ha dejado numerosas influencias en las provincias anexas. Sin embargo, también la impronta del pensamiento murciano se deja entrever en sus trajes populares. La huerta de Murcia es un patrimonio etnográfico y cultural innegable.

    Las faldas, refajos, camisas y adornos de las mujeres murcianas, y los zaragüelles, chalecos y chaquetillas de los hombres de la Región han sido modelo en muchas de las provincias cercanas a Murcia.

    En la Indumentaria Tradicional murciana se puede diferenciar tres trajes, cada uno adecuado a un momento de la vida: el trabajo agropecuario, las ceremonias religiosas y los días festivos.
Existen prendas que se verán en todos los trajes, y otras que los diferenciarán.

La ropa de trabajo diario
    Tanto en la ropa masculina como en la femenina se puede apreciar el influjo del medio agrícola del sureste. A su vez, las prendas que se visten para el trabajo en el campo (zaragüel, sayas, camisa o alpargates) tienen en sus nombres origen islámico, al igual que algunos términos relacionados con el trabajo en la huerta y el regadío.

Las ceremonias religiosas: entierros, bodas, bautizos y comuniones
    Se incorporan prendas en estos trajes como la capa o la montera, para el vestuario masculino; y la mantilla y el guardapiés (especie de vestido que se llevaba bajo la falda) para el femenino. Todas estas prendas solían ser de color negro, y engalanaban y cubrían el cuerpo. Era una combinación perfecta de elegancia, prudencia y recato.

Los trajes para los días festivos: de la romería a la feria
    La moda que seguían las cortes francesa e inglesa desde el siglo XVII, era tomada como modelo por las personas adineradas de la Región de Murcia.
    A los trabajadores de la huerta les llegaban las modas con retraso, y además con tejidos más humildes. Así se realizaron piezas que engalanaban el vestuario cotidiano. Entre estas piezas se encontraba la casaca, el chaleco o el calzón, para los hombres; y el jubón o el armador para las mujeres.
  • Los Tejidos
Batista: Tela muy fina de lino o de algodón, de densidad algo grande. Se suele teñir de colores claros y a veces con estampados diminutos.
Brocado: Tela bordada con hilos de oro, plata o seda, simulando dibujos. Se fabrican brocados en seda y algodón.
Damasco: Debe su nombre a la ciudad oriental de origen. Es un tejido de seda o algodón mercerizado, de color unido, caracterizado por lo dibujos llamados adamascados.
Holanda: Tejido fino y sólido de lino de algodón con ligamento tafetán, blanqueado y teñido como la batista.
Indiana: Tejido de algodón algo basto que recibe el nombre de su primitiva procedencia (EE.UU). Su característica es el estampado con dibujos sencillos a uno o dos colores por un solo lado.
Lienzo: Tejido que se fabrica en lino, cáñamo o algodón.
Muselina: Tejido de seda o de algodón, pero poco tupido, ligero y translúcido, blanco o de colores claros.
Pana: Terciopelo de algodón. Consta de una urdimbre y una trama con bastas que se cortan para formar el pelo, que es corto y apelotonado.
Paño: Tejido de lana de peso y densidad muy variables, con ligamentos de tafetán o sarga, perchado de una manera tan intensa que da el aspecto de una piel con el pelo corto, planchado, tupido y suave.
Percal: Tejido de algodón, blanco o pintado y más o menos fino. Poseía poco valor.
Tafetán: Tejido delgado de seda muy tupida. Existen varias especies como el doble, doblete, sencillo o batido.
  • Las Influencias
En Andalucía    En Granada se usaban los zaragüelles para los trabajos relacionados con la agricultura. Era un vestuario muy cómodo, y utilizaban medias blancas y esparteñas. También vestían con una manta hecha a franjas de colores. La mujeres del interior granadino utilizaban faldas de lana, a rayas o lisas, bordadas con motivos florales.
    El jubón o chaleco también se utilizó en Guadix. Otras prendas muy usadas en esta zona eran el refajo y el delantal.
    En cuanto al vestuario masculino, añadir que las mantas que en la Alpujarra se usaban a diario para resguardarse del frío tienen su origen en la manta murciana.
    En Baza, la indumentaria tradicional tiene aun más conexiones con la de la Región de Murcia. Refajos, bordados, ornamentos, pañuelo, incluso el peinado reflejan las influencias murcianas.
    En Jaén, durante el invierno, las mujeres usaban faldas de lana a rayas y refajos.

Otras zonas cercanas a Murcia
    En Albacete, los trajes populares de algunas zonas, usan faldas de lana a rayas. También se tocan el pelo las mujeres con moños de picaporte y pequeños rodetes o currucas.
  • El Traje popular visto por los escritores que visitaron la Región de Murcia
    Alexandre Louis Joseph de Laborde, diplomático francés destinado en Madrid en 1800, recorrió gran parte de España. Sus experiencias en cuanto a la indumentaria de la Región de Murcia no fueron muy buenas:
'...no se encuentran aquí más que zapatos ordinarios, basquiñas de sarga de lana, redecillas simples y sin adornos y tristes mantillas toscas.', '...sólo se ven aquí cabellos negros, lisos y lucientes'.
Sobre los hombres: 'El hombre del campo lleva en lugar de capa una pieza de tejido basto, de lana rayada, de cerca de una media vara de ancho y de dos varas de largo; la coloca sobre el hombro y la deja caer por delante y por detrás y la hace pasar por debajo del brazo al lado opuesto, cruzándola por la espalda y por el pecho. Lleva una camisola blanca que tiene la forma de un chaleco ancho, y a veces una faja de lana encarnada; su pantalón es blanco, redondo, corto, sin cordones ni ligas y extremadamente ancho: zapatos de cuerda de esparto o de cuerda de cáñamo constituyen su calzado...'.
    En 1850 Emile Beguin, escritor francés, visita la Península Ibérica. Llegó a Cartagena y allí describió el traje popular:
'...la cabeza está envuelta por una especie de pañuelo de foulard más o menos vistoso apretado alrededor de la frente...', 'El pantalón va ajustado por encima de las caderas, muy ancho y flotante, sin pasar de la rodilla, que queda desnuda. Las piernas van cubiertas con medias de punto que no pasan de los tobillos. El pie desnudo está armado con sandalias de esparto...', ' Llevan encima de la camisa una especie de chaleco muy corto, adornado con botones de metal, una pequeña chaqueta cuajada de vistosos bordados y por último una larga manta a cuadros, casi semejante a la manta escocesa y que sostenida sobre su hombro izquierdo cae suelta por delante y por detrás', 'En general estos hombres son altos y robustos; tienen buen aspecto. Su paso es firme y grave; su conversación no es ruidosa; todo indica en ellos una especie de dignidad y buen gusto'.
    Robida, viajero francés. En 1880 visitó Murcia:
'Los huertanos llevan el traje más pintoresco de la Península: un gran sombrero sobre un pañuelo de seda, chaleco, faja y calzones blancos flotantes como unas enagüillas; muchos llevan las piernas desnudas, con alpargatas o sandalias de cáñamo'.
    Joan d'Ivori en Vestidos de España, escribió en 1936:
'Llevaban a la cabeza una pequeña cofia que dejaba salir cómodamente por los lados dos rodetes de trenza, y por la cual colgaba un velo que en parte les cubría.', 'Zaragüelles o bien calzón jupetí, derivado de la chupa, ligas, polainas de paño blanquecino, abarcas de cuero, la manta de sobrios colores a la espalda, y en la cabeza la redecilla que recogía el cabello y encima de ella el calañes, el sombrero de aro de anchas alas dobladas hacia arriba, o la montera de terciopelo negro, de una forma original.'
    En 1947 Luis de Hoyos Sainz y su hija Nieves de Hoyos Sancho comentaban en su Manual de folklore:
'Las flores en los refajos se repiten en zonas o bandas paralelas, formando guirnaldas: en el muleño, de paño grana bordado en lanas claras, la central más ancha, las flores son grandes y van acompañadas de hojas que se retuercen y adaptan para rellenar el total del dibujo'.
    Mariano Rodríguez de Rivas en el libro Trajes de España, editado en 1958, exponía sobre el traje murciano:
'La murciana borda su falda con dibujos de flores y hojas, recordando sus colores los tonos francos y optimistas de la huerta, fuertes, reventonas y olorosas; verde de legumbres', 'Por allí viene él: con sus medias caladas, de repiscos; su chaleco bordado con pasadores de plata (casi de los más elegantes de Europa en el 1860); montera de terciopelo negro (la cabeza del murciano y de la murciana tiene este común afición a tocarse con terciopelo negro); los calzones son los típicos zaragüelles, adecuados para las faenas de la huerta'.


EL FOLKLORE DE LA REGION DE MURCIA V. INDUMENTARIA TRADICIONAL: VESTUARIO FEMENINO

El Refajo

Si hay algo que define el traje popular de la mujer en Murcia es la falda, llamada comúnmente Refajo. En las zonas frías de la Región de Murcia la mujer solía vestir refajos de lana. En cambio en las zonas cálidas el material con el que se realizaba esta prenda era algodón.

Murcia es una tierra de contraste de colores. Una amplia gama resalta en la paleta del pintor del paisaje murciano. Los colores del refajo no son menos. La infinidad de tonos de la naturaleza de las tierras de la Región dan vida a los refajos de los vestidos populares. Al igual que en la bandera actual, el color que solía dar distinción y poderío dentro de la sociedad era el grana.

Las distintas comarcas de la Región de Murcia tenían una escasa variedad de formas en los refajos. Aun así, se pueden describir algunas peculiaridades que diferencian algunas de estas prendas:

Refajo de listas

Es un refajo a rayas verticales de aproximadamente 3 cm de anchura. Se trataba del refajo de diario, de trabajo, de ahí que no esté decorado con bordados.

Era elaborado en telares caseros y en invierno resultaba muy útil, ya que podía colocarse sobre otro vestido. Dada la sencillez de la prenda, era el que utilizaban niñas y adolescentes.

Refajo de lana

Estaba confeccionado con este material y bordado con ornamentos florales. Es uno de los más alegres, y también de los que mejor se adaptan al frío.

En Alhama de Murcia se decoraba con siete cenefas en seda. Queda reflejado el auge de la sericultura en esta zona.

Incluso se bordó la figura de un gusano de seda en los refajos. Esta figura ha perdurado en el vestido femenino, pero el tiempo la ha convertido en algo parecido a una hoja estilizada.

Para proteger la prenda de que se deshilache por los bajos, se remataba con un cordoncillo.

Refajo de lentejuelas

El barroco en España hace que la decoración del vestuario popular se enriquezca. El virtuosismo en los detalles y ornamentos se toma como un exponente de las clases adineradas.

Se añaden a los refajos perlas, piedras preciosas, lentejuelas, cordones, canutillos de oro y plata, etc.

Para finalizar este refajo se introducía una puntilla metálica plateada que sustituía al cordoncillo.

Refajo de recortes

Otro tipo de ornamentación, más comedida, eran los recortes de terciopelo negro superpuestos sobre tela de seda rosa. Incluso se podían ver en estos refajos algunos volantes en la parte baja.

En Totana eran frecuentes los refajos amarillos con recortes negros.

El corpiño o armador

Es una especie de corsé. Su equivalencia es el cuerpo del vestido. No porta mangas, y se coloca sobre la blusa. Tipo y generosidad del escote a elegir por la mujer. El cierre se consigue mediante un cordón cruzado que pasa a través de unos ojales en la parte delantera.

Chambra o camisa

Se trata de una prenda que en su origen era tratada como vestuario íntimo. Una de las notas más originales del vestuario popular estaba representado en la camisa. Eran unos bordados posiblemente moriscos.

Desde el siglo XV se ha escrito sobre distintos tipos de camisas, entre ellas:

*

Camisas Labradas. Se llamaban así por sus bordados. Se encontraron en los guardarropas de Isabel la Católica.
*

Camisas Listadas. Menos ricas, el único adorno eran cintas de diversos colores cosidas a la tela.

El blanco era el color natural de la fibra de la camisa. En un principio estaban elaboradas en manga corta, sobre el codo. Durante el verano, en zonas calurosas, se llevaban sin corpiño. Se realizaron también de manga larga, con puños terminados en puntillas.

El delantal

Se trata de una prenda parecida a la actual, que se colocaba encima del refajo. Abundaban los de seda, aunque dependía de la calidad del traje.

Los más extendidos son de raso bordados con lentejuela y pedrería , anudado a la cintura de la mujer con un gran lazo zapatero cuyas puntas, desiguales, solían bordarse y disponerse al lado izquierdo de la cintura.

Otros delantales, posteriores, se confeccionaron en finas telas de lino con adornos de vainicas, entredoses, alforzas, etc.

Faltriquera

Era una especie de bolsa o saquillo. Se sujetaba a la cintura mediante cintas de algodón, y solía guardarse en ella el dinero y algunos útiles de uso cotidiano.

Se podía recargar con toda clase de ornamentos.

Una bolsita con dinero como la faltriquera solía guardarse bajo las sayas, o sobre ellas bajo el refajo.

Armilla o jubón

Se trata de una chaquetilla con mangas largas, generalmente de terciopelo o raso negro. Se ajustaba al talle y llevaba el cuello cerrado.

El puño presentaba pequeñas aberturas por las que asomaba la puntilla de la camisa. La decoración de esta prenda podía estar formada por filigrana de plata en los botones y puntillas en cuello, puño y mangas.

El objetivo de esta prenda era resguardar de las bajas temperaturas a las mujeres que vivían en las zonas más frías de la Región.

El Manto

El manto servía en un principio para protegerse del frío, pero terminó siendo una prenda de adorno, decorativa, que incluso podía diferenciar las clases sociales.

Manila

El origen del Mantón de Manila es castizo, no murciano. Pero en la Región de Murcia se utilizó desde 1875.

Manteleta

Se trata de un triángulo, medio pañuelo, que se puede cruzar en la parte delantera. La punta del ángulo central está redondeada, y toda la pañoleta está contorneada con puntilla fruncida.

También puede ser artículo de lujo. En ese caso se decoraba de forma distinta según gustos de la clase popular, o de la aristocracia.

Cintón

Este tipo de mantilla es propio de la región de Murcia. Tienen un corte trapezoidal, y está realizada en raso y terciopelo.

Era prenda imprescindible para cualquier acto religioso o para fiestas y solemnidades. Simbolizaba la honestidad y honradez de aquella que la luciera.

Ropa interior

Enaguas

Se trata de una falda interior blanca. Se adornan con alforzas o pliegues. En la parte baja disponen de una tira bordada ancha y fruncida con pasacintas y cinta de seda de color.

Para conseguir que quedaran ahuecadas se solían almidonar. Una misma mujer podía llevar hasta seis enaguas, una sobre otra.

Peinados

El moño de picaporte

El pelo recogido, con la frente despejada, es un clásico dentro de la variedad de peinados de la Región de Murcia.

Se realiza con dos trenzas de ocho a diez ramales, tejidas a modo de "pleita". Se coloca en la nuca y se sujeta por la mitad con una cinta de raso o terciopelo. Por la parte frontal se hace la raya en medio o lateral con las clásicas y preciosas hondas murcianas.

Como complemento se podían utilizar dos pequeños rodetes colocados a ambos lados de las orejas. También puede adornarse con una peineta acompañada de agujones y horquillas. Se puede adornar el moño de picaporte también con flores del tiempo.

Peinado redondo

Se trata de otro tipo de moño, pero en este caso la mujer se peina con la raya en medio y se recoge el pelo atrás en un moño redondo o rodete.

Al igual que con el moño picaporte, las mujeres adornan el moño con uno o dos ramilletes de flores.

Adornos y complementos

La mujer murciana ha utilizado numerosos argumentos para realzar su belleza. El paso de los años ha perfeccionado estos aderezos, pero básicamente se pueden enumerar los siguientes:

Adornos para las orejas: hermosas arracadas, pendientes de jaula, de calabaza, y arracadas de lazo.

Para llevar en la muñeca: a partir del siglo XIX desde Francia se exportaron rosarios que se colocaban en las muñecas para llevar las cuentas de los rezos. Poco a poco las primitivas cuentas de madera pasaron a estar más decoradas.

Aderezos para el cuello y su regazo: se utilizaron collares y gargantillas. Algo que ha llegado hasta nuestros días, y que ha tenido diversas modas es la cinta de terciopelo negro con un adorno colgante.

Para el pelo: Al igual que en la actualidad, los agujones o alfileres de plata eran los adornos más utilizados durante el siglo XIX.

El abanico: la mujer murciana utiliza abanicos en verano para no pasar calor. Es normal que posean varios: uno de uso diario, otro para el negro (luto), otro más artístico para decoración de la casa o grandes ocasiones, etc. Se elabora en papel o en variadas y finas telas.

EL FOLKLORE DE LA REGION DE MURCIA VI. INDUMENTARIA TRADICIONAL: VESTUARIO MASCULINO

Zaragüeles y calzones

La palabra zaragüel proviene del árabe sarawïl. Los zaragüelles son unos calzones anchos. En otras culturas delMediterráneo se ha dado este tipo de calzón, incluso en los Países Nórdicos.

Ya se hablaba de los zaragüelles en el siglo VII antes de Cristo. Son mencionados ya por el profeta Daniel en el capítulo III vs. 94.

Están confeccionados en lienzo o lino, de color generalmente blanco y nunca sobrepasan "tres dedos" por encima de la rodilla. En el trabajo de la huerta dan mucha movilidad y comodidad, por lo que el huertano se resistió a cambiarlo por los pantalones. El zaragüel es la prenda por antonomasia del vestuario masculino popular. Así queda demostrado cada Día del Bando de la Huerta en la ciudad de Murcia, en el que miles de murcianos y murcianas pasean y desfilan con esta prenda pos las calles de la capital.

Calzón o pantalón

El traje de gala llevaba pantalón o calzón, no zaragüel. Normalmente era de paño o de terciopelo, y del mismo color que la chaquetilla.

Este pantalón de lujo, cubría hasta la mitad de la pierna. En el extremo inferior tenía dos aberturas decoradas con botones de plata.

Camisa

La camisa era una prenda muy parecida a la que se usa en la actualidad. Podían estar decoradas con alforzas, puntillas o vainicas. Su color solía ser el blanco.

Existían algunas camisas en las que se bordaban a mano los puños, el cuello y las pecheras. Estas pasaban de padres a hijos y las partes estropeadas se recuperaban. Era una camisa muy importante.

Al igual que los zaragüelles, solían ser muy amplias para facilitar los movimientos.

Faja

La cintura del hombre está cubierta por al menos dos vueltas de una tira de tejido, más o menos ancha, de color. Este tejido es la faja.

La faja servía para sujetar los zaragüelles o calzón, y para que no se salieran los faldones de la camisa. Más tarde se convertiría en un adorno más que una prenda funcional.

Chaleco

Es una prenda abierta, con solapas, sin cruzar. Carecía de mangas. La parte trasera era de color oscuro, mientras que la delantera se decoraba con sedas y colores más vivos.

No se utilizaba a diario, y se llevaba sobre la camisa cubriendo parte del cuerpo. Quedaba total o parcialmente cubierto por otras prendas.

Chaquetilla

Es una chaqueta corta, hasta la cintura, de colores generalmente oscuros. La parte delantera se adornaba con alamares de seda y se bordeaban con pasamanería.

Normalmente se llevaba abierta para lucir el chaleco que estaba debajo.

Las primeras chaquetillas solían tener cuellos altos, levantados y sin solapas. Con posterioridad se le fueron añadiendo solapas

Calcetas

Las calcetas eran utilizadas por mujeres y hombres, pero había ciertas diferencias.

Las calcetas del hombre nunca sobrepasaban la rodilla, sin embargo las de la mujer llegaban hasta el muslo.

Se utilizaban para no pasar frío en invierno, eran normalmente de color blanco, y no llegaban a tapar los pies, quedaban a los tobillos.

Las medias más elaboradas, incluso en distintos colores, se utilizaban para las grandes ocasiones: visitas a la capital, rondar a una moza, fiestas, etc.

Un punto de costura típico con el que se elaboran estas prendas en la Región de Murcia es el de garbanzo, conocido así por la similitud con esta legumbre.

Esparteñas

Si existe una prenda de vestir que ha diferenciado clases sociales en la Región de Murcia son las esparteñas. Eran confeccionadas con cáñamo o esparto, y las utilizaban gentes humildes. Parece ser que las esparteñas y las abarcas son el calzado más antiguo de España.

Confección de las esparteñas

Se elaboraban artesanalmente, a partir de esparto natural, sin picar. Se realizaba un cordel fino que se iba tejiendo hasta darle la forma del pie. Se confeccionaba el talón y la puntera (que apenas cubría los dedos del pie). Una vez cosidas la suela, el talón y la puntera, se ataban al tobillo con dos cordetas, también de esparto, similares a las sandalias romanas. Con el paso del tiempo el esparto se sustituyó por el cáñamo, más suave y agradable. La puntera y las cordetas pasarían a confeccionarse en algodón.