miércoles, 27 de octubre de 2010

EL FOLKLORE DE LA REGION DE MURCIA II. BAILES POPULARES

INTRODUCCION

Los Bailes Populares se remontan varios siglos atrás en la historia del sureste español, aunque la mayoría de las referencias disponibles, tanto escritas como orales, se refieren a los últimos 250 años.
Hablar de baile popular es hablar de un lenguaje propio, gestual, tremendamente expresivo, en el que una pareja juega, coquetea, se desafía en movimiento, e incluso en ocasiones hace que salte el deseo entre ellos.
Pero los bailes populares también representaban el medio para escapar de la rigidez del domicilio en épocas pasadas, una apertura al mundo que se necesitaba descubrir, una necesidad de dejar de lado el estricto decoro mediante la expresión corporal del baile.
Si se trataba de un baile suelto la pareja no solía tocarse, si acaso un leve roce en el hombro por parte del hombre; si era un "baile agarrao" la cosa cambiaba.
A ritmo de música tradicional de una cuadrilla, entre jotas, malagueñas, valses y pasodobles, las fiestas o veladas en las que se realizan los bailes populares han perdurado en el tiempo, y han llegado con el esfuerzo de gentes interesadas en mantenerlos hasta la actualidad.

DEFINICION E HISTORIA

Una experiencia de siglos actualizada en el XIX
Los bailes populares que se disfrutan en la actualidad son el resultado de numerosas transformaciones sufridas por los bailes que se han celebrado a lo largo de los siglos.
Los bailes tradicionales de la Región de Murcia tienen su origen en el siglo XIX, ya que en esta fecha se consolidaron y quedaron establecidas las pautas actuales.
Los bailes, normalmente, se realizaban los domingos en cualquier casa o edificio con salón, patio o porche de capacidad suficiente para albergar a un buen número de danzantes. También se podía disfrutar de esta celebración algunos días de fiesta.
La música era tocada por una cuadrilla en las fiestas o bailes organizados. Cuando se trataba de bailes sueltos, sin organizar, tocaban algunos músicos aficionados próximos a los organizadores.
Era el momento de relacionarse, de hablar con amigos y vecinos, de realizar lo que se llamó el juego social.

Citas textuales de finales del siglo XIX y principios del XX
'...ya hay movimiento: ya hay vida: saca uno se dirige á su cada una y le hecha la montera, es decir, que se la quita enfrente de la elegida, con lo que la suplica que salga á bailar, y casi siempre y al momento es obedecida la invitación: cuatro ó seis ó más huertanos, enfrente de cuatro, seis o más huertanas, bailan mezclándose y variándose y moviéndose con la agilidad más extraordinaria; con una gracia especial...'
Alarcón y Fernández, Luis 1845. 'El huertano de Murcia' en el Semanario Pintoresco Español. Madrid.
'Yo asistí ayer al baile popular preparado como festejo en el Jardín de Floridablanca, pero no me extrañaría que no resultara, porque los bailes preparados así, les falta lo primero, lo esencial, lo que es la vida: ser diversión, gusto y galanteo de los que bailan.'José Martínez Tornel. 1903
'Las tandas de malagueñas se sucedían vertiginosamente; unas parejas eran relevadas por otras; hasta que no quedó muchacha en el corro que no hiciese alarde de sus habilidades de bailaora, con mil variaciones o mudanzas'.
Orts, L. La vida huertana. 'Artículos de costumbres de la Vega Murciana'. Tip. N. Ortega 1908. Pág 28.
'...Sale a danzar una garrida moza, y , al abrir los brazos y mover las castañuelas, lanza el cantador su piropo, que ella agradece por medio de una sonrisa picaresca. Brota la improvisación sin artificio, con espontaneidad suma...'. '...Entonces, cuando su mirada se cruza con la del bailador, por encima del hombro, y tiembla su busto y se enarcan sus brazos...'
SEVILLA Pérez, A. (1921). Cancionero Popular Murciano. Imp. Sucesores de Nogués. Murcia, p.XV.
En aquellos años el baile estaba muy extendido por todas las ciudades, pero en estos momentos las personas que quieran disfrutar del baile popular deben acercarse a pedanías y certámenes concretos.

Subrayado añadido por la Revista Costumbrista y Cultural 'Cuadrillas y Aguilandos en Torreagüera, XV Edición.


TIPOS DE BAILES


El Baile Suelto

Definición y aprendizaje
Se trata de bailes que no requieren coger a la pareja, es más, ni siquiera se tocan. Solamente en algunas ocasiones el hombre pone una mano sobre el hombro de la mujer al finalizar el baile, en motivo de agradecimiento, o para reservar el próximo baile.
En el baile suelto cada persona tiene una formación diferente. El aprendizaje se basa en la observación y posterior práctica. Debido a esta circunstancia existen innumerables formas de baile, con muchísimos detalles distintos, pero todas bajo un patrón básico o una misma estructura. Estas variantes, que llegan incluso a la música y al canto, hacen que el espectáculo resulte muy variado.
Existe una gran interacción entre todos los participantes, y se suele dar el intercambio de papeles o roles adquiridos, ya que es una fiesta totalmente participativa.

¿Quién manda en el baile suelto?
En el baile suelto manda la mujer. Es ella la que inicia los pasos, y la que normalmente varía a su gusto el orden de los mismos. Con esto intenta averiguar la maestría de su pareja. Incluso en algunas ocasiones realizan ¿engaños¿ para que su pareja las pueda seguir o quede en evidencia ante su poca destreza de movimientos.

Baile Agarrao

En el baile agarrao la pareja entra en contacto.
Son los menos extendidos en la actualidad, y se introdujeron a mediados del XIX en ambientes cortesanos. Procedían de los bailes de moda centroeuropeos como valses, mazurcas, polkas o pasodobles.

En la Región de Murcia tuvieron su auge a principios del siglo XX.
Al contrario que en el baile suelto, en el agarrao es el hombre quien manda.
Pero al igual que en el suelto, el baile tiene características propias en cada bailador. Así, las celebraciones en las que predomina el baile agarrao estarán vivas de movimiento, cortesía, buenas maneras y diferente expresión corporal.

La música
Para que exista un baile debe existir una música en la que basarse. En este caso no se trata de una canción, sino que el cantante tiene libertad interpretativa, no canta siempre las mismas coplas ni en el mismo orden.
Nunca hay un número determinado de coplas para cantar ni de mudanzas a bailar. Las parejas entran o salen del baile a su antojo, sin mediar ningún tipo de formación a la hora de colocarse.



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